Que me traigan a ese cirujano
Que me lo traigan
Que tengo que decirle cuatro cosas
Que me lo traigan
Que tengo que decirle cuatro cosas
Ni el desgarro de una lágrima
se impuso
sobre el dolor de sus ojos
profundos sabuesos
de mirar y no ver más
allá del cielo que pintaba ayer
la mano del dibujante gitano
en la esquina de la calle Caballeros
El saber que ya, no
nunca, fin.
Abrazar el aire
y apretarse a él
abrazar las nubes
y que sean nubes.